Los animales que pastan en zonas contaminadas por plomo incorporan este metal tóxico a su metabolismo a través de la dieta. Cuando éste llega al tracto gastrointestinal, la fracción biodisponible pasa al torrente sanguíneo y se acumula en órganos y tejidos. Esto no sólo implica que los animales expuestos al plomo pueden sufrir sus efectos tóxicos, sino que además pueden acumularlo en la carne y excretarlo a través de la leche, con los riesgos sanitarios para el ganado y de seguridad alimentaria que ello conlleva.
Estudios previos en el antiguo distrito minero del Valle de Alcudia han evaluado las implicaciones de la exposición al plomo de la fauna cinegética, así como en el ganado vacuno y ovino, tanto desde un punto de vista ecotoxicológico como de seguridad alimentaria. Sin embargo, se desconocía la situación asociada a la cría de otro tipo de cabaña ganadera importante en la zona: el ganado caprino.
Científicos del Grupo de Toxicología de Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC–CSIC, UCLM, JCCM) han liderado un estudio centrado en evaluar la salud de las cabras que se crían en extensivo en una zona afectada por la abundancia de residuos mineros abandonados, así como la seguridad alimentaria de uno de los productos que generan, la leche; utilizando para ello un enfoque experimental bajo condiciones reales de manejo por parte de los ganaderos.
Los resultados del estudio revelaron que las cabras que pastan en zonas afectadas por la contaminación minera presentan niveles elevados de plomo en sangre, con diferencias apreciables entre rebaños que pueden estar en parte relacionadas con su estado reproductor, ya que las cabras que se encuentran en lactancia excretan este metal a través de la leche.
Además, se observó que la exposición al plomo estaba relacionada con un aumento del estrés oxidativo, lo que pone de manifiesto la ocurrencia de efectos tóxicos subletales asociados a la exposición al plomo. No obstante, no se detectaron efectos significativos en la respuesta inmune celular, lo que sugiere una resistencia relativa a la inmunotoxicidad del plomo en los niveles de exposición detectados.
En lo que a la seguridad alimentaria se refiere, un aspecto crítico del estudio fue la transferencia del Pb a través de la leche. Aunque la mayoría de las muestras de leche se encontraron dentro de los límites establecidos por la Unión Europea, el 11% de las muestras analizadas excedió el nivel máximo de plomo permitido para el consumo humano.
De forma general, los resultados de este trabajo de investigación ofrecen una visión sobre las complejas interacciones entre la contaminación ambiental por metales, la salud animal y la seguridad alimentaria en antiguos distritos mineros. Según los autores, sería necesario mitigar los riesgos asociados a la presencia de residuos mineros contaminados en espacios usados para la cría de ganado en extensivo a través de medidas como el aporte de suplementos minerales ricos en calcio y fósforo que reduzcan la biodisponibilidad gastrointestinal del plomo una vez que éste es ingerido por los animales, así como por la remediación de los suelos más altamente contaminados y la limitación del acceso del ganado a éstos. En el ámbito de la seguridad alimentaria, sería muy recomendable la monitorización continua de la calidad de los alimentos procedentes de las ganaderías afectadas por la contaminación por plomo con el fin de garantizar la protección de los consumidores.
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